miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Cómo estás hoy?

Me están preguntando a mí, si no no hablarían en inglés. Es miércoles por la mañana y acabo al llegar al despacho donde estudio y trabajo. Respiro hondo y miro a mi interlocutor: no es Loose, mi hermana mayor de la uni, cuyo nombre por fin he aprendido a escribir correctamente; tampoco es Roelf, un tipo algo extraño a quien creo que no le gusto mucho porque estudio temas alejados de la medicina y, además, ya no puede decir que él es el último que se marcha del despacho; no es Ramon (él lo escribe así), siempre serio y elegante, pero también cordial y sonriente conmigo... No, hoy sólo está Raymond, un holandés con la piel morena después de pasar un mes en Bali bajo algún pretexto profesional. Hoy es la tercera vez que lo veo, pero me cae bien este tipo que me cuenta batallitas y me ofrece libros de medicina en holandés con la mejor de las sonrisas. Así que, sonriéndole también, le contesto con franqueza: "realmente hoy no me encuentro muy bien, Raymond, pero no te preocupes, es porque anoche salí y sólo he dormido tres horas, dejemos que el café vaya haciendo su efecto". Porque hoy, por primera vez, le he pedido a la máquina de café del personal (¡gratuita!) un café de hombres, negro del todo. Después llega otro profesor y Raymond, siempre sonriente y pausado, me susurra que tenga cuidado con él, que tiene un "carácter impredecible". No capto la idea hasta que el recién incorporado grita súbitamente detrás de mi oreja algo así como "¡¡¡¡oh, cuánto silencio, es imposible trabajar así!!!!", seguido de las carcajadas de los dos holandeses mientras yo vuelvo a aterrizar en mi sillón. Bueno, entre el café y estos chavales, ya estoy totalmente despejado. Chavales de espíritu, porque ninguno de los dos cumple ya los sesenta.

- ¿Cómo te ha ido el día?
Ya estoy en casa y ahora es Brad el que habla conmigo. Él se ha levantado a las tres de la tarde, algo que ya ha dejado de extrañarme. En esta universidad hay pocas clases presenciales y mucho trabajo por cuenta propia, así que Brad está dando rienda suelta a su lado dormilón. Ayer sí que tuvo clases, y llegó cuando el profesor ya había comenzado la lección. Sus 39 compañeros son holandeses, así que cuando el docente lo vio entrar se limitó a hacer una mueca de resignación antes de cambiar el idioma de su discurso. "Algunos me miran mal, pero no es culpa mía, no puedo aprender holandés en tan poco tiempo". En realidad, a Brad no le atrae el holandés, simplemente vino aquí porque había un programa de intercambio con su universidad. Sólo le interesan el japonés, por los videojuegos, y el español, porque le gusta y además lo estudió durante cinco años en el instituto con resultados poco alentadores. A veces me mira con toda la seriedad de sus 22 años y me dice: "Jousé, yo quiero mejorar mi español contigo". Tiene ese acento fuerte y algo chistoso tan propio de los yankees, y conoce más expresiones mexicanas que españolas, pero él se divierte practicando y yo lo paso bien vocalizando de un modo impropiamente pulcro como murciano que soy y, por qué no admitirlo, sintiéndome con la sartén por el mango por unos instantes.

- ¿Qué hay, tío?
Brandon y Simon aparecen por el piso. Anoche no se apuntaron y les cuento que volvimos a ir al pub de las fiestas Erasmus y que Andreia y Margarida, las dos compañeras portuguesas de Julie, volvieron a salir con nosotros. Había unos españoles anoche en el pub. Me gusta oír hablar en español por aquí, pero ya no siento el impulso de acercarme a ellos y hablarles. Brandon ha traído en su portátil la película Vicky Christina Barcelona. A todos les encanta esa película. "Si volviera a nacer - dice Brandon - creo que me gustaría llamarme Juan Antonio".

6 comentarios:

  1. Quién es el de la foto??

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  2. El mismísimo Brandon Froh, jeje. Te queda un mes para conocerlo, ¿estás preparada?

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  3. No sé no sé... jeje. Creo q vamos a tener q hacer una sesión intensiva antes :)¿Cuándo te venías?? Ya no queda nada, no? Yo estoy en Murcia lunes, martes y miércoles santo

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  4. Un café de hombres! Sería sin azúcar entonces, no?

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  5. Jajaja, pues mira, sí, porque se me olvidó (y después lo lamenté amargamente)

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