domingo, 11 de abril de 2010

Cosas que quiero ser de mayor

Ya he vuelto al trabajo por aquí. Las cosas van bastante bien por ahora, afortunadamente. Wolf se ha puesto muy contento con los últimos resultados que hemos encontrado y cada vez me llevo mejor con él. Y cuando vuelva a Murcia, confío en que, trabajando y con esfuerzo, las cosas sigan saliendo bien. Lo que pasa es que el mundo de la universidad es altamente inestable: uno nunca sabe qué pasará el día de mañana, así que siempre hay que tener lista alguna alternativa. Yo he estado pensando arduamente sobre esto durante la semana y he decidido que, si tuviera que cambiar de trabajo, me gustaría ser...

JEQUE ÁRABE
El miércoles estoy con Raymond en el despacho. Está trabajando con un chico de Afganistán que ha venido unos meses con una beca especial. Al rato llega otro muchacho de Arabia Saudí para entregarle formalmente la invitación de su boda, garantizándole que será una celebración típicamente árabe y, desde luego, lujosa. Yo le echo un vistazo al individuo: tendrá unos 20 años, viste como yo y tiene el mismo aire despreocupado de cualquier chico occidental. Raymond le dice en seguida que soy español, porque a él (a casi todo el mundo, realmente) le gusta España. "Sí, he estado en tu país un par de veces, y este sábado volveré a ver el Clásico".
P.D.: el chaval era más del Madrid que yo, así que me acordé tristemente de él mientras mis amigos me daban el pésame al final del partido.
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Vale, he estado revisando mis propiedades y no tengo ningún pozo de petróleo. A ver qué tal esta otra...

JUGADOR DE FÚTBOL EN UNA LIGA NORTEAMERICANA
El sábado por la tarde Anthony sube a decirme que está jugando con Brad y Brandon al fútbol y que les falta uno para jugar un 2x2. Ahora que me doy cuenta, vivimos frente a un parque con una parte de césped suficientemente amplia como para jugar una pachanga. Y cuando bajo allí están los dos sin camiseta y dándole toques al balón lo mejor que saben. Hacemos las porterías y a jugar. Y 10 minutos después, con 5-1 en el marcador, Brad se tira al césped impotente: "no puedo más, mañana echamos otra, pero el español y el italiano no pueden ir juntos nunca más".
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Ahora estoy leyendo que Raúl y Guti se van tal vez a jugar allí. A mí me quedarían 10 años para retirarme y, además, cualquier español que me encuentre será probablemente mucho mejor jugador que yo. Sigamos rastreando...

OKUPA HOLANDÉS
El viernes por la noche voy con los otros cuatro del clan a una fábrica abandonada en la que viven 15 personas. En Holanda hay un mecanismo para legalizar esta situación a cambio de aportar algún servicio a la comunidad. Y según me van contando, estos tíos organizan cenas vegetarianas todos los lunes cobrando sólo "la voluntad" y otros días, como hoy, colaboran para que jóvenes bandas holandesas vengan a tocar. Hay cientos de personas con ganas de pasarlo bien, tercios de cerveza a un euro y alguno de los grupos suena interesante. Este domingo hemos ido también a una exposición de arte de la que nos habían hablado y que tiene lugar en este mismo recinto.
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La exposición ha sido bastante cutre y, ante todo, he descubierto con zozobra que mi alergia al polvo me dejaría sólo unos meses de vida en este lugar. Buff, qué difícil es esto de escoger una vocación...

PORTERO DE UN COFFEE SHOP
El jueves por la noche, después de despedirnos de Elena, que se va de viaje el viernes, los cinco vamos a un coffee shop que está junto al río. Bueno, explicaré mejor esto: el coffee shop es un barco, el mismo que trae a bordo las sustancias alucinógenas que tan injustamente se han adueñado del estereotipo holandés. El portero controla que seamos todos mayores de 18 (ó 21, no estoy seguro) y, al mirar mi DNI, me dice "buenas noches, amigo, yo hablo español" con un acento cuanto menos pintoresco. Simon es el primero en irse y, como hemos puesto las dos bicis con mi candado, salgo a acompañarle. Oigo que me dicen adiós y, cuando le respondo que vuelvo en seguida, él contesta "gracias". Pasan menos de 5 minutos y, para mi sorpresa, compruebo que no se acuerda de mí y me vuelve a pedir el DNI. Al verlo me repite que él habla español. Ocho horas al día fumando marihuana, ¿acaso puede haber un trabajo mejor? Así es como Brandon justifica que este trabajo mola.
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Bueno, y si nada de esto funcionase, entonces, sin lugar a dudas, quiero ser como Franz van der Hoorst. Os hablaría de él, pero se merece una entrada para él solito y hay que dejar algo para después. Además, a Brad le acaban de traer su pizza y si no me doy prisa me quedaré sin probarla. ¡Hasta la próxima!

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